El Mecalia Atlético Guardés se ha quedado a las puertas de la final de la Liga Guerreras Iberdrola, cerrando una temporada brillante que, sin embargo, deja un sabor agridulce. El conjunto gallego ha firmado un curso excepcional, en el que no solo lideró la fase regular con autoridad, sino que también demostró una gran madurez competitiva, encadenando nueve victorias consecutivas y posicionándose como uno de los referentes del balonmano femenino español.

El tramo regular de la competición fue un reflejo del trabajo bien hecho. Bajo la dirección de Ana Seabra, el equipo mostró solidez táctica, compromiso y un juego cohesionado que le permitió llegar a las eliminatorias con una enorme confianza. La afición de A Sangriña, siempre fiel, soñaba con una nueva final, y el equipo parecía tener argumentos de sobra para alcanzarla.
Sin embargo, en las semifinales apareció el Aula Valladolid, que supo aprovechar el factor cancha en el partido de ida. El Guardés cayó por 34-28 en tierras castellanas, un resultado que obligaba a una remontada exigente en el encuentro de vuelta. En casa, las jugadoras del Guardés lo dieron todo: carácter, intensidad y corazón no faltaron sobre la pista, pero el marcador global terminó inclinándose del lado rival, dejando al equipo fuera de la ansiada final.
A pesar de la eliminación, el Guardés puede sentirse orgulloso. Más allá del resultado puntual, el equipo ha dejado huella esta temporada. Ha competido con valentía, ha representado con orgullo a su tierra y ha consolidado un proyecto deportivo que sigue creciendo. Jugadoras como Cecilia Cacheda, Jazmín Mendoza o María Palomo han sido pilares fundamentales en una plantilla que ha sabido combinar juventud y experiencia con una identidad clara y reconocible.
El sueño de esta temporada se queda en el camino, sí, pero el futuro del Mecalia Atlético Guardés sigue lleno de posibilidades. Lo conseguido no es poco: liderar la liga regular, ilusionar a una afición entera y demostrar que el balonmano femenino gallego está muy vivo. El Guardés volverá, más fuerte, más maduro, y con la misma ambición de siempre.